lunes, 16 de julio de 2012

ROGELIA Y SU COCINA

Fotos: Fran Chef
Cada vez que Rogelia nos deleita con su exquisita gastronomía en su Casa Marcial de Amil (Moraña – Pontevedra) nos está haciendo un guiño para que no podamos dejar de caer en su tentación y volvamos repetidamente a catar sus riquísimas expresiones culinarias. Esto es lo que nos ha ocurrido a mis primos/as este fin de semana, 15 de julio, cuando tuvimos la ocasión de disfrutar de un “porquiño ó espeto” excelente, a la altura de sus conocidísimos pinchos y de su agradabilísima hospitalidad.

¡Nuestra más absoluta admiración! ¡Gracias Rogelia do Outeiro!

Ayer, como otras tantas veces, pudimos disfrutar de tus pinchos, de tu comedor tan acogedor y perfectamente ambientado, de tu gusto y afición por el teatro (teatrodoastracan.blogspot.com) y de tu generosidad ilimitada. ¡Contamos con ver vuestra obra “Ladrón e familia”, el próximo 12 de octubre en el teatro de A Estrada, y que sumes otra estrella en el pasillo de la fama de Amil!

Al pie del santuario de la Virgen de los Milagros de Amil, en Casa Marcial, Rogelia nos deleitó con pinchos fríos y calientes, tales como: quesos aliñados y combinados con atún, tostas varias, hojadres con cremas y chorizo, empanadas, tortillas, pasta, berenjenas y calabacines rellenos, etc., etc. (no os voy a especificar, es mejor que vayáis vosotros mismos y lo comprobéis).

A la espera de que finalizásemos la degustación de tal variedad de pinchos se encontraba nuestro amigo “Porquiño”, dorándose desde horas tempranas al calor de una hoguera firme y constante. ¡Qué majo, que tuvo la delicadeza de esperarnos! Como se encontraba incómodo en su “espeto” –eran ya casi 8 horas-, decidió cambiar de ubicación y, para ello, se puso en manos de Rogelia: quiso reposar en unas bandejitas muy “xeitosas”, fragmentado y acompañado de “cachelos” y pimientos de Padrón. ¡Qué considerado! ¡Cómo se interesó por agradar nuestras vistas y nuestros paladares!

Rogelia nos dejó hacer, sin prisas, pero no pudimos con “Porquiño”, quien resistió nuestras brutales y caninas embestidas. No obstante, no se quiso quedar en Amil parcialmente y se vino con nosotros en diversos lotes, dignos de cualquier tómbola culinaria.

No me olvido del postre. ¡Sublime! Esa tarta de nueces acompañada de una tulipa rellena de helado y un chupito de macedonia, todo ello presidido por la atenta mirada de un porquiño-gominola rosa.

¡Gracias, Rogelia do Outeiro! ¡Esperamos volver muy pronto, con el “Risitas” a la cabeza!

¡Ñam, ñam!



No hay comentarios:

Publicar un comentario