domingo, 5 de abril de 2020

PERAS AL VINO TINTO CON HELADO


Este período de confinamiento me va a permitir ponerme al día con este mi querido blog de cocina. Y por eso he optado por una receta de un postre dulce y delicioso, cuya protagonista es un fruta: la pera. Veréis lo sencillo que resulta tener un postre digno de una excelente comida.

INGREDIENTES    /    MATERIA PRIMA

Peras (tipo conferencia)   /   Vino (variedad mencía o Ribera del Duero)   /   Una rama de canela   /   Azúcar   /   Piel de limón   /   Piel de naranja   /   Helado de vainilla   /   Un descorazonador de fruta  /  Un cazo de acero inoxidable

ELABORACIÓN    /    MANOS A LA OBRA

Comenzamos pelando las piezas de fruta (alrededor de cuatro o cinco). Luego con el descorazonador, le retiramos la semilla sin llegar a atravesar la pera, pues queremos que se mantengan de una pieza. Procuramos mantenerle el "rabito". Para que se mantengan de pie, podremos cortarle un poco a la base de cada pieza.

Introducimos las piezas en un cazo de acero inoxidable para calcular cuántas nos caben bien juntas. Será el momento de que, una vez dentro del cazo, rellenemos con el vino para ver que no se nos desborde. 

Tomada ya la medida de la cantidad de vino necesaria, retiramos las piezas del cazo, que habremos dejado con el vino. Añadimos unas raspas de piel de naranja y de limón (ambas sin la parte blanca), junto con unas tres cucharadas de azúcar y una palo de canela. Ponemos a calentar a fuego medio, provocando que vayan emulsionando con el vino. Una vez que comiencen  a estar caliente, pero sin hervir, incorporamos las piezas de fruta y reducimos un poco el fuego. Dejamos que se hagan poco a poco, pero debemos estar atentos a dos factores: por un lado, que no se nos cuezan demasiado; y, por otro, que las piezas adquieran el tono rosado del vino (como se ve en la foto).

Una vez que las tenemos al punto, retiramos las peras a un plato y las dejamos enfriar a temperatura ambiente. Una vez frías, las metemos en la nevera durante unas cuantas horas. 

Mientras se enfrían, aprovechamos para mantener el vino en el cazo a fuego bajo para que vaya reduciendo y creando un rico almíbar rosáceo.

PRESENTACIÓN    /    PARA LA FOTO

En un cuenco colocamos una de las piezas acompañada de una bola de helado de vainilla. Regamos todo con un poco de almíbar rosáceo y adornamos con el palo de canela. El aspecto es hermoso, el sabor... ¡espectacular!

¡Ñam, ñam!


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