Os traigo hoy un bizcocho, dulce o tarta -según le queráis llamar- muy fácil y sencillo. Es la tradicional tarta que hacían nuestras madres y que suponía un auténtico acontecimiento. Su interior era de un color amarillo muy llamativo que estaba asociado a los huevos caseros. Pero bueno, no quiero seguir evocando el recuerdo, sino traerlo al presente. ¡Aquí tenéis la receta! ¡Anotad!
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Yogur natural o de limón / Huevos / Limón / Harina / Azúcar glass / Aceite de girasol / Levadura Royal / Mantequilla
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Yogur natural o de limón / Huevos / Limón / Harina / Azúcar glass / Aceite de girasol / Levadura Royal / Mantequilla
ELABORACIÓN / MANOS A LA OBRA
Como el horno deberá estar caliente cuando vayamos a introducir nuestra mezcla para el bizcocho, comenzaremos encendiéndolo a 180º por arriba y por abajo.
Mientras, separamos las yemas y las claras de 3 huevos y rallamos la piel del limón tras haberlo lavado bien. Aprovechamos y extraemos el zumo de medio limón.
En un bol, batimos las yemas con un vaso de azúcar hasta que blanqueen, esto es, que aumenten un poco su volumen, queden espumosas y su tono no sea tan vivo. Añadimos la ralladura y el zumo de limón, el yogur y el vaso de yogur con aceite de girasol. Mezclamos. Todo ello, mejor hacerlo con barilla manual, aunque haya que esforzarse un poco más que con una batidora eléctrica. Añadimos luego, poco a poco, poco más de un vaso de yogur con harina tamizada mezclada con la levadura y batimos con cuidado.
Aparte, en otro cuenco, batimos las claras de los huevos hasta llevarlas a punto de nieve. Las incorporamos a la mezcla anterior con cuidado y con movimientos envolventes, para que no se baje.
Untamos un molde redondo desmoldable con mantequilla, echamos en él la mezcla y horneamos durante unos 40 minutos aproximadamente o hasta que, pinchando un palillo, éste salga limpio.
PRESENTACIÓN / PARA LA FOTO
Desmoldamos y cortamos en porciones que podremos degustar en el desayuno, en el postre, en la merienda o en la cena. ¡Qué más se puede pedir! ¡Ah, sí, algo donde mojar! Un chocolate, leche o hasta algún licor.
En un bol, batimos las yemas con un vaso de azúcar hasta que blanqueen, esto es, que aumenten un poco su volumen, queden espumosas y su tono no sea tan vivo. Añadimos la ralladura y el zumo de limón, el yogur y el vaso de yogur con aceite de girasol. Mezclamos. Todo ello, mejor hacerlo con barilla manual, aunque haya que esforzarse un poco más que con una batidora eléctrica. Añadimos luego, poco a poco, poco más de un vaso de yogur con harina tamizada mezclada con la levadura y batimos con cuidado.
Aparte, en otro cuenco, batimos las claras de los huevos hasta llevarlas a punto de nieve. Las incorporamos a la mezcla anterior con cuidado y con movimientos envolventes, para que no se baje.
Untamos un molde redondo desmoldable con mantequilla, echamos en él la mezcla y horneamos durante unos 40 minutos aproximadamente o hasta que, pinchando un palillo, éste salga limpio.
PRESENTACIÓN / PARA LA FOTO
Desmoldamos y cortamos en porciones que podremos degustar en el desayuno, en el postre, en la merienda o en la cena. ¡Qué más se puede pedir! ¡Ah, sí, algo donde mojar! Un chocolate, leche o hasta algún licor.
¡Ñam, ñam!
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