Comienzo el mes de agosto con una de las primeras recetas que aprendí de Jaume en su restaurante Velis Nolis de A Estrada. La suya contenía espárragos verdes, pero yo he optado por el brécol o brócoli por darle mi toque personal. Estamos ante un plato muy vistoso y rico, pero no debéis descuidaros en su preparación, pues hay que encontrar el equilibrio adecuado para que luzca. Aquí os lo presento.
Foto: Fran Chef |
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Calamarcitos o chipirones / Agua / Sal / Pimienta / Aceite de oliva virgen extra / Leche / Brécol / Un sobre de tinta de calamar / Patatas / Laurel / Mostaza / Perejil
ELABORACIÓN / MANOS A LA OBRA
Si los calamarcitos no están lavados, procederemos a ello quitándoles la piel y vaciándolos por dentro. Los reservamos.
Pelamos y cortamos las patatas y las ponemos a cocer en agua con sal, un corro de aceite y una hoja de laurel. Una vez cocidas, escurrimos el agua y las chafamos y las condimentamos con una cucharada de café de mostaza de Dijon, otro chorro de aceite y otro de leche. Reservamos en caliente. (Si queréis podéis picarle el perejil, aunque yo lo he preferido para decorar)
Lavamos el brécol y los deshacemos en varios ramilletes no muy grandes. Los escaldamos en agua con sal hirviendo durante unos minutos o los cocemos al vapor. Reservamos.
En un cazo, mezclaremos un poco de agua (dos o tres cucharadas) y la tinta. Lo calentamos para que hierva un minuto y luego le añadimos unas gotas de aceite de oliva.
Llegó el turno de los chipirones: calentamos bien una sartén o plancha y hacemos los calamares con un poco de sal y pimienta, hasta que se doren por ambos lados (un par de minutos).
PRESENTACIÓN / PARA LA FOTO
En un plato llano blanco colocaremos como base el puré de patata. Sobre él, los calamarcitos. Aliñamos con el aceite de la tinta y acompañamos con los ramilletes de brécol. El punto final será una ramita de perejil.
¡Ñam, ñam!
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