Foto: Fran Chef |
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Vieiras congeladas sin
concha / Cebolla
/ Ajo /
Aceite de oliva virgen extra (AOVE)
/ Vino blanco albariño /
Sal (opcional) /
Jamón serrano / Pan rallado /
Limón / Perejil
(opcional)
ELABORACIÓN /
MANOS A LA OBRA
La noche anterior ponemos las
vieiras a descongelar y al día siguiente le escurrimos el agua, tendiéndolas
listas para su preparación.
Comenzamos echando un chorro de
AOVE en una sartén de 22 o 24 centímetros de diámetro cubriendo el fondo y
la ponemos a fuego medio. Mientras, pelamos la cebolla –una o más, según la
cantidad de vieiras que tengamos- y la cortamos en cuadraditos (en brunoise). Hacemos lo mismo con uno o
más diente de ajo. Lo incorporamos a la sartén y dejamos que se vaya pochando y
cogiendo un color dorado. Mientras, picamos muy picadito el jamón serrano que
tengamos bien en lonchas o bien en taco, y lo añadimos a la sartén junto con
medio vaso de vino albariño. Dejamos que reduzca un poco y luego incorporamos
las vieiras, descongeladas de la noche anterior, para que se cocinen lo
suficiente (no queremos que se nos pasen). No nos debe quedar un sofrito seco,
sino más bien aceitoso, por lo que recurriremos al un nuevo chorro de aceite si
vemos que se nos reseca mucho. Si vemos que el jamón no le está dando el toque
salado esperado, podemos añadir un poco de sal. Una vez listo, dejamos enfriar
y reservamos.
Precalentamos el horno a 180º por
arriba y por abajo. Mientras, colocamos sobre una bandeja de horno las conchas
de las vieiras y dentro de cada una de ellas una vieira con parte del sofrito
de cebolla, ajo y jamón serrano. Sobre ellas echamos un poco de pan rallado que
regamos con unas gotas de zumo de limón (y, si queremos, podemos espolvorear
con perejil picado). Introducimos al horno, a media altura, y dejamos que se
dore un poco el pan rallado, momento en el que retiramos.
PRESENTACIÓN /
PARA LA FOTO
Estas vieiras habrá que servirlas
calentitas sobre su concha. En el caso de que no tengamos concha, podremos
hornearlas, individualmente o más de una, en una cazuelitas o cuencos, aunque,
no cabe duda, que lo ideal es verlas en sus conchas.
¡Ñam, ñam!
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