Entre las cenas de mi infancia siempre recordaré los sanjacobos, apetitosamente crujientes y cremosos. Yo era mal comedor y sólo me 'entraban' ciertas comidas. Pero, aquellos eran preelaborados industrialmente y ni siquiera me cuestionaba cómo estaban hechos. Hoy, pasado tiempo, me propongo explicaros cómo hacerlos en casa, sin dificultad alguna, pero dándole un toque especial. ¡Atentos!
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Harina / Aceite de oliva virgen extra / Sal / Leche desnatada / Cúrcuma / Orégano / Jamón cocido en lonchas / Queso havarti light en lonchas / Pan rallado / Huevo
ELABORACIÓN / MANOS A LA OBRA
Comenzaremos preparando una bechamel con tono, sabor y aroma de cúrcuma. Para ello, ponemos una sartén o recipiente antiadherente al fuego con unas gotas de aceite de oliva virgen extra (hay quienes optan por la mantequilla, pero yo prefiero el aceite). Dejamos que caliente un poco y añadimos unas cucharadas de harina, removemos y, sin que se nos tueste, vamos añadiendo leche caliente. Mezclamos y vamos añadiendo harina y leche y removiendo hasta que se vaya formando una bechamel de textura cremosa. Añadimos sal y, en el caso concreto de esta receta, una cucharadita de café de cúrcuma y un poco de orégano. La bechamel irá cogiendo un tono amarillento característico. Mezclamos bien -con cuchara o espátula de madera para no rallar- evitando que se formen grumos.
Cuando veamos que esté preparada, la esparcimos sobre una fuente plana y que no quede una capa gruesa, pues, una vez fría, tendremos que cortar las porciones del tamaño del sanjacobo correspondiente, pues irá en su interior. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego, si queremos, refrigeramos un poco. Para ello necesitaremos unas dos o tres horas. Así que, es mejor empezar con tiempo.
Para formar nuestros sanjacobos, extendemos las lonchas de jamón cocido (rectangulares) y colocamos sobre la mitad una loncha de queso (cuadrada) y una porción de bechamel del mismo tamaño que la del queso, con el que volvemos a cubrir. Cerramos la loncha de jamón cocido como un libro y, si queremos que nos queden unos sanjacobos perfectos, recortamos los bordes.
En una sartén con un dedo de aceite, freímos a fuego medio alto los sanjacobos, enharinándolos, pasándolos por huevo y finalmente por pan rallado. Dejamos que se doren bien y sacamos a una fuente con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
PRESENTACIÓN / PARA FOTO
Yo he querido disfrutar exclusivamente de los sanjacobos, así que he presentado un par en una fuente; pero podéis acompañarlos con arroz, ensalada o patatas fritas.
Cuando veamos que esté preparada, la esparcimos sobre una fuente plana y que no quede una capa gruesa, pues, una vez fría, tendremos que cortar las porciones del tamaño del sanjacobo correspondiente, pues irá en su interior. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y luego, si queremos, refrigeramos un poco. Para ello necesitaremos unas dos o tres horas. Así que, es mejor empezar con tiempo.
Para formar nuestros sanjacobos, extendemos las lonchas de jamón cocido (rectangulares) y colocamos sobre la mitad una loncha de queso (cuadrada) y una porción de bechamel del mismo tamaño que la del queso, con el que volvemos a cubrir. Cerramos la loncha de jamón cocido como un libro y, si queremos que nos queden unos sanjacobos perfectos, recortamos los bordes.
En una sartén con un dedo de aceite, freímos a fuego medio alto los sanjacobos, enharinándolos, pasándolos por huevo y finalmente por pan rallado. Dejamos que se doren bien y sacamos a una fuente con papel de cocina para que absorba el aceite sobrante.
PRESENTACIÓN / PARA FOTO
Yo he querido disfrutar exclusivamente de los sanjacobos, así que he presentado un par en una fuente; pero podéis acompañarlos con arroz, ensalada o patatas fritas.
¡Ñam, ñam!
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