Una piperrada es una receta típica del País Vasco en la que se cocinan a fuego lento, en una sartén, olla o cazuela, una serie de hortalizas entre las que la protagonista es el pimiento. Se suele utilizar como guarnición, pero yo hoy os la traigo combinada con un huevo y cecina. ¡Os vais a chupar los dedos!
INGREDIENTES / MATERIA PRIMA
Pimiento rojo / Pimiento verde / Tomate / Ajo / Cebolla / Sal / Azúcar / Aceite de oliva virgen / Pimienta negra molida / Huevo / Cecina ahumada / Perejil
ELABORACIÓN / MANOS A LA OBRA
En esta receta es importante tener paciencia, pues tendréis que pelar los pimientos y quitarles las semillas. Así, con ayuda de un pelador o de un cuchillo muy afilado, pelamos dos pimientos verdes y dos rojos. Una vez pelados, los cortamos en tacos no muy pequeños (no menos de 4 cm.). Hacemos lo mismo con un buen tomate. Reservamos.
Pelamos dos dientes de ajo y también una cebolla tierna y lo cortamos todo en juliana.
Ponemos a fuego suave una sartén con una cucharada de aceite y ponemos a dorar el ajo. En cuanto éste coja color, añadimos la cebolla. Cuando se pochen un poco, añadimos el pimiento verde primero (lo pochamos unos cinco minutos) y luego el rojo. Salpimentamos y dejamos que se hagan muy lentamente (si vemos que se nos pega añadimos unas cucharadas de agua o vino blanco). Por último, incorporamos el tomate y que se vaya cocinando hasta que se vaya haciendo salsa. Añadimos un poquito de azúcar y dejamos que se cocine hasta que el agua del tomate se haya reducido más de la mitad. En ese momento, apartamos la sartén y ya tendremos nuestra piperrada lista.
Mientras encendemos el horno en la función de gratinar, volcamos nuestra piperrada en una o varias cazuelas y en el centro de las mismas echamos un huevo por comensal. Introducimos en el horno hasta que veamos que la clara cuaja. Retiramos del horno y sólo habrá que incorporar unas lacas de cecina ahumada y un poco de perejil picado.
PRESENTACIÓN / PARA LA FOTO
Las cazuelas de barro son ideales para este tipo de plato, pues aguantan su contenido calentito y permiten un mayor disfrute del mismo. Aunque hemos colocado las lascas cecina alrededor del huevo, se podrían picar más y espolvorear encima de éste. En caso de no tener cecina, bienvenido es el jamón curado.
En esta receta es importante tener paciencia, pues tendréis que pelar los pimientos y quitarles las semillas. Así, con ayuda de un pelador o de un cuchillo muy afilado, pelamos dos pimientos verdes y dos rojos. Una vez pelados, los cortamos en tacos no muy pequeños (no menos de 4 cm.). Hacemos lo mismo con un buen tomate. Reservamos.
Pelamos dos dientes de ajo y también una cebolla tierna y lo cortamos todo en juliana.
Ponemos a fuego suave una sartén con una cucharada de aceite y ponemos a dorar el ajo. En cuanto éste coja color, añadimos la cebolla. Cuando se pochen un poco, añadimos el pimiento verde primero (lo pochamos unos cinco minutos) y luego el rojo. Salpimentamos y dejamos que se hagan muy lentamente (si vemos que se nos pega añadimos unas cucharadas de agua o vino blanco). Por último, incorporamos el tomate y que se vaya cocinando hasta que se vaya haciendo salsa. Añadimos un poquito de azúcar y dejamos que se cocine hasta que el agua del tomate se haya reducido más de la mitad. En ese momento, apartamos la sartén y ya tendremos nuestra piperrada lista.
Mientras encendemos el horno en la función de gratinar, volcamos nuestra piperrada en una o varias cazuelas y en el centro de las mismas echamos un huevo por comensal. Introducimos en el horno hasta que veamos que la clara cuaja. Retiramos del horno y sólo habrá que incorporar unas lacas de cecina ahumada y un poco de perejil picado.
PRESENTACIÓN / PARA LA FOTO
Las cazuelas de barro son ideales para este tipo de plato, pues aguantan su contenido calentito y permiten un mayor disfrute del mismo. Aunque hemos colocado las lascas cecina alrededor del huevo, se podrían picar más y espolvorear encima de éste. En caso de no tener cecina, bienvenido es el jamón curado.
¡Ñam, ñam!
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